Cuando hablamos de violencias machistas o de género, en la mayoría de las ocasiones pensamos en las violencias físicas o psicológicas. Sin embargo, el conjunto de ellas es más amplio y se ramifica en todos los aspectos de la vida. Son violencias machistas la manipulación, los golpes y los malos tratos, pero también lo son el sexismo de las imágenes de la publicidad, las películas o los chistes. Son violencias el acoso callejero y la violación, pero también lo son la desinformación y los obstáculos educativos y económicos para tomar decisiones adecuadas y protagonistas respecto a nuestra vida sexual y reproductiva.
Es decir, las violencias machistas también tienen que ver con la ausencia de leyes, servicios, recursos e información; tienen que ver con las limitaciones y coacciones a la autonomía personal, económica y política de ciertas personas o colectivos por razón de género; o tienen que ver con las imposiciones y mandatos derivados de una serie de estereotipos y roles de género basados en una visión del mundo patriarcal y machista.
Contrarrestar todas estas cuestiones es un paso indispensable para garantizar la salud y el bienestar de todas las personas. Si no las resolvemos colectivamente, nuestra salud sexual y nuestra salud reproductiva y, por tanto, nuestra salud física, social, mental y emocional se verán profundamente perjudicadas.
Es por eso, que la defensa de los derechos sexuales y los derechos reproductivos debe ser una prioridad para todas las sociedades y las instituciones, entidades y personas que las conformamos. Y es por eso que en Farmamundi hemos asumido este compromiso y desarrollamos diversos proyectos enfocados a la educación afectiva y sexual comprensiva, integral, pertinente, de calidad y desde los enfoques de género, diversidad cultural y derechos humanos como antídoto contra las violencias machistas.
Una buena educación afectiva y sexual promueve en la población un mayor bienestar en todos los aspectos relacionados con las sexualidades y el sistema reproductivo. Aporta conocimientos y capacidades para que las personas disfrutemos de una vida sexo-afectiva satisfactoria, empoderada y sin riesgos, así como la libertad de decidir si procrear o no, cuándo, con quién o quiénes y con qué frecuencia. Ofrece, además, las herramientas necesarias para entender las violencias de género que nos rodean o vivimos, y cómo tomar acciones para contrarrestarlas.
En esta línea, nuestro proyecto EducAcción para la equidad gobal en salud ha sido una de estas iniciativas de Farmamundi en las que apostamos por promover, colaborar e involucrar a la juventud en la defensa de los derechos sexuales y derechos reproductivos (DSDR). Lo hicimos, además, usando sus propios códigos a través de sesiones de sensibilización, formación y creación basadas en técnicas vivenciales, artísticas y de comunicación para el cambio social, de manera que promovimos que fueran las propias jóvenes participantes del proyecto las impulsoras de acciones de movilización y sensibilización entre pares, que contribuyeron a la defensa de los DSDR y de una vida libre de violencias machistas, donde el bienestar de todas las personas y la justicia social fueron nuestra meta común.
Este mes de noviembre despedimos esta iniciativa con la ilusión y la convicción de que ha sido una experiencia necesaria, enriquecedora y transformadora. La despedimos con la certeza afianzada de que trabajar particularmente con jóvenes promueve que se generen conocimientos, alianzas y propuestas para vivir una vida plena, placentera, sin violencias y donde los derechos sexuales y derechos reproductivos estén garantizados para todas las personas y en todos los territorios del mundo.
Gracias a todas las jóvenes e instituciones involucradas en cada una de las actividades y procesos. Gracias de corazón por tantos aprendizajes.
El equipo de Farmamundi Andalucía.